El rey pasmado Mayo 2018
refelipe No dudó en dar un golpe de efecto

 

Felipe VI pone cara de Felipe IV cuando le interesa. El monarca, habitualmente, no se parece en nada a aquel rey pasmado que interpretó magistralmente Gabino Diego en la película de Imanol Uribe. Nuestro Felipe no tiene cara de lelo y, a diferencia de su padre, tampoco parece compartir el amor desmedido por el sexo que condicionaba la vida del cinematográfico soberano de la Casa de Austria.

Desde que accedió al trono en 2014 la imagen que ha proyectado ha sido justamente la contraria. En su primer año de reinado no dudó en dar un golpe de efecto, retirándole el Ducado de Palma a la Infanta Cristina. Siempre pendiente de las encuestas, Felipe VI sabía que la reputación de la monarquía se estaba yendo por el sumidero gracias a las actividades delictivas de su cuñado y a las cacerías de todo tipo que su progenitor protagonizaba en Botswana, Alemania o Suiza. Sacrificar a su mismísima hermana, sin duda, le pareció la mejor idea para ganar algunos puntos y que así el CIS, algún día, pudiera volver a preguntar a los españoles la opinión que tienen de él y de la institución que representa.

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