“La superioridad moral que ha impuesto la dictadura de la corrección política dominada por los progres…. qué opresiva era, qué fácil lo tenían para silenciarnos”.

Con estas palabras, duras e incisivas, se extiende por las gradas del estadio un rumor cargado de nerviosismo y expectación, pues el público está a punto de caramelo, y Abascal lo sabe; es un maestro de la palabra, curtido en el discurso, listo para la batalla.

El mitin ha desbordado el Palacio Vistalegre Arena, un edificio ubicado en el madrileño barrio de Carabanchel, concebido inicialmente como plaza de toros, que da cabida a más de 10.000 personas; y se han quedado fuera otros 2.000 simpatizantes, comenta Abascal, orgulloso del llenazo que se ha producido. Pero quizá más significativo, si bien menos llamativo, son los otros 100.000 espectadores que ven la retransmisión en directo mediante su canal de Youtube, una de las herramientas más importantes en la política actual.